Esta es la regla de oro, investiga. Las revistas te dan luces sobre lo que te gusta y lo que no. El primer consejo es que busques looks que te gusten mucho en publicaciones tanto impresas como en Internet. Ojo, la idea no es copiarlas, sino ir encontrando lo que te sientes identificada, por ejemplo de una foto, no es necesario sacar una pinta completa, lo que puedes sacar de allí son mezclas de colores, texturas, telas o accesorios.
Intenta hacer un mapa de las cosas que te han marcado en tu vida: tus papás, tus amigos, tu trabajo. La idea acá es identificar cuáles recuerdos, en cuanto a estilo, te despiertan felicidad y de cuáles quieres deshacerte.
Experimenta con todo. El ensayo y error es un método que también es fundamental. La buena noticia aquí es que el presupuesto no es un limitante, para eso están las tiendas de segunda y las cadenas pret-a-porter en donde un poquito de plata te va a permitir jugar más.
Pregúntate constantemente qué cosas te hacen sentir más cómoda en términos de colores, texturas, y cortes.
Identifica tu íconos de moda y sigue la forma como ellas se expresan a través de la ropa. También busca inspiración fuera del mundo de la moda, en los viajes (así sean a una ciudad cercana) en los museos, las películas. Después de todo, es ahí en donde los grandes diseñadores se fijaron para hacer sus propuestas.
¡Esfuérzate un poquito! Después de todo, el estilo no llegará solo. Recuerda que esto se trata de ti y que solo te ves bien si te sientes bien.
Por último pero no menos importante, recuerda esta célebre frase del escritor Ralph Waldo Emerson: “Insiste en ser tu mismo, nuca imites” y manos a la obra.
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